La Palabra nos corrige

"Pondere cada uno en sí mismo cuánto valga la palabra de Dios para corregir nuestra vida, para esperar el premio y temer las penas. Asimismo, presente cada uno su conciencia sin engaño ante sus ojos y no se lisonjee en tanto peligro, pues veis que el mismo Señor y Dios nuestro no halaga a ninguno. Y si nos consuela prometiéndonos sus bienes y afianzando nuestra fe, sin embargo, a los que viven mal y desprecian su palabra en modo alguno los perdona. Se pregunte asimismo cada uno cuándo hay tiempo y vea dónde está y si persevera en el bien y se aleja del mal"
(Comentarios a los Salmos 49, 1).

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