(Sermón 32, 1).
Sana las enfermedades del alma
"Nuestro Dios y Señor, curando y sanando cualquier clase de enfermedad del alma, presentó muchos medicamentos a través de las Santas Escrituras. Al leer las lecturas divinas, eran como sacadas del botiquín.Mediante nuestro ministerio han de ser aplicados a nuestras heridas. No obstante, no pretendamos ser como ayudantes del médico, de los que se sirve para sanar a otros, como si nosotros ya no necesitáramos de curación. Si tratamos de ir a consultarle, si con toda sinceridad nos entregamos a sus manos para ser curados, todos quedaremos sanos. Se han leído muchas cosas, grandes y necesarias. Aunque todas sean así, sin embargo, algunas están más ocultas en las Escrituras para solicitar a los investigadores. Otras, en cambio, están puestas a la vista y manifiestamente para que curen a quienes lo deseen. Este salmo contiene grandes misterios"
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