"Y tienen el rocío del cielo, porque sobre todos desciende la palabra de Dios desde el cielo. Viene la palabra de Dios y riega. Pero mira quién riega y lo que riega. Riega a unos y a otros, a saber, a los buenos y a los malos. Pero los malos convierten la buena lluvia en raíz de zarzas, mientras que los buenos convierten la lluvia en fruto bueno. Al mismo tiempo llueve el Señor sobre la mies y sobre el zarzal; pero llueve en la mies para el granero, y llueve en el zarzal para el fuego. Sin embargo, la lluvia es única. Así, la palabra de Dios llueve sobre todos. Vea cada uno qué raíz tiene y para qué aprovecha la buena lluvia. Si se aprovecha para criar zarzas, ¿habrá que acusar a la lluvia de Dios? Antes de llegar a la raíz, esa lluvia es dulce. Dulce es la palabra de Dios antes de llegar al corazón malo; pero éste convierte en fraude la lluvia de Dios, la convierte en hipocresía, la lleva a las raíces de las concupiscencias malas, a sus perversidades y depravaciones"
(Sermón 4, 31).
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