La Trinidad es nuestra salud

“Pienso que no debe de ser por completo pasado por alto en este lugar lo que el padre Valerio, sorprendido, advierte en la conversación de algunos campesinos; pues como uno hubiere dicho al otro salud, este preguntó a aquel, que conocía el latín y el púnico, que significaba la palabra salus (salud), y se le respondió que tres. Entonces, conociendo él con gran gozo que la Trinidad es nuestra salud, juzgó que no se correspondieron fortuitamente ambas lenguas en la significación de estas palabras, sino por una ocultísima ordenación de la divina providencia; de modo que, cuando en latín se pronuncie salus (salud), se entienda en púnico tria (tres), y cuando en púnico se dice tria, se entienda salus en latín. La cananea, es decir, aquella mujer púnica que salió de los confines de Tiro y de Sidón al encuentro de Jesús pedía la salud para su hija… Pidiendo ella la salud, pedía la Trinidad, porque el nombre de salud, salus en la romana lengua, que era la cabeza de la gentilidad a la venida del Señor, suena Trinidad en púnico; y por eso dijimos que la mujer cananea personificaba a los gentiles. Llamando el Señor pan a lo mismo que pedía la mujer, ¿qué otra cosa atestiguaba si no es la Trinidad? Porque también en otro lugar enseña clarísimamente que en los tres panes debe entenderse la Trinidad” (Comentario incoado a Romanos 13).

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