- ¿Todos queremos ser felices?
Apenas había dicho esto, todos lo aprobaron unánimemente.
-¿Y os parece bienaventurado el que no tiene lo que desea?
-No -dijeron todos.
-¿Y será feliz el que posee todo cuanto quiere?
Entonces la madre respondió:
-Si desea bienes y los tiene, sí; pero si desea males, aunque los alcance, es un desgraciado.
Sonriendo y satisfecho, le dije:
-Madre, has conquistado el castillo mismo de la filosofía Te han faltado las palabras para expresarte como Cicerón en el libro titulado Hortensius, compuesto para defensa y panegírico de la filosofía: He aquí que todos, no filósofos precisamente, pero sí dispuestos para discutir, dicen que son felices los que viven como quieren. ¡Profundo error! Porque desear lo que no conviene es el colmo de la desventura. No lo es tanto no conseguir lo que deseas como conseguir lo que no te conviene. Porque mayores males acarrea la perversidad de la voluntad que bienes la fortuna.
Sobre la vida feliz, II, 10
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