¡Qué valor el de la Caridad!

"Pero ¿de dónde te viene a ti esa caridad, si es que la tienes?; porque me temo que aún te abstengas de pecar por temor, y, sin embargo, te conceptúas un héroe. Grande verdaderamente lo eres si dejas de hacerlo por caridad. ¿Tienes, pues, la caridad? —La tengo, dices. —¿De dónde la tienes? —De mí mismo. —Si de ti mismo te viene, ¡qué lejos te hallas de la divina dulzura! Te amarás a ti mismo, porque a la fuerza has de amar la fuente del amor. Pero yo te pruebo que no la tienes, y prueba de no tenerla es atribuirte un bien de tanto valor. Si la tuvieras realmente, sabrías de dónde la tienes. ¿Tan liviana cosa, tan de poco más o menos es la caridad, que la tienes de tu cosecha?… ¡Qué valor el de la caridad, que sin ella nada vale nada!... ¿No es empequeñecer a Dios pretender sea tuya esta caridad que sobresale por encima de todo? ¿Qué cosa de más valor podría darte Dios? Cualquiera que te diere será menor"
 (Sermón 145, 4).

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