“Amemos e imitemos; corramos en pos de sus ungüentos, conforme se dice en el Cantar de los Cantares: Corramos al olor de tus ungüentos. Vendrá y despedirá fragancia, y su perfume llenará toda la tierra. ¿De dónde procede el perfume? Del cielo. Síguele al cielo si no contestas con falsedad cuando se dice: Eleva el corazón, la mente, el amor, la esperanza, para que no se corrompa en la tierra. No te atreves a colocar el trigo en lugar húmedo para que no se corrompa, ya que le cultivaste, le regaste, le trillaste y le bieldaste. Buscas lugar apropiado para depositar tu trigo, ¿y no lo buscas para tu corazón, y no lo buscas para tu tesoro?"
(Comentario al salmo 90, s.2, 13).
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