"Buena cosa es hablar de la caridad a quienes la aman; gracias a ella se ama rectamente cualquier cosa que se ame. Según el Apóstol, en la caridad se halla el camino más excelente. Acabamos de oírlo cuando se leyó: Os presento, dice, un camino más excelente. A continuación enumeró multitud de dones, extraordinarios ciertamente, que no han de ser tenidos en poco; al mismo tiempo dijo que, sin embargo, de nada servirán a los hombres que no tengan caridad. Entre tales dones mencionó el hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles, el poseer en plenitud la profecía, la ciencia y la fe hasta el punto de trasladar montes; el distribuir los propios bienes a los pobres y entregar el propio cuerpo a las llamas. Dones todos grandiosos y divinos, pero solamente si están fundados sobre el cimiento de la caridad y brotan de la raíz del amor"
(Sermón 162A, 1).
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