Ayunad de discordias y porfías
"Ante todo, hermanos, ayunad de porfías y discordias. Acordaos del profeta que reprobaba a algunos, diciendo: 'En los días de vuestro ayuno se manifiestan vuestras voluntades, puesto que claváis el aguijón a cuantos están bajo vuestro yugo y herís a puñetazos; vuestra voz se oye en el clamor...' Dicho lo cual, añadió: 'No es este el ayuno que yo he elegido, dice el Señor.' Si queréis gritar, repetid aquel clamor del que está escrito: 'Con mi voz clamé al Señor.' No es un clamor de lucha, sino de caridad; no de la carne, sino del corazón. No es aquel del que se dice: 'Esperaba que cumpliese la justicia, y, en cambio, obró la iniquidad; esperaba justicia, pero sólo hubo clamor. Perdonad, y se os perdonará; dad, y se os dará. Estas son las dos alas de la oración con las que se vuela hacia Dios perdonar al culpable su delito y dar al necesitado" (Sermón 205, 3).
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