Prender a Jesús
“Conocía, dice, Judas el traidor aquel lugar… Allí el lobo, cubierto con piel de oveja y tolerado por el Padre de familia en sus altas disposiciones, aprendió dónde por breve tiempo podía dispersar el rebaño, tendiendo asechanzas al pastor. Y sigue diciendo: Judas, pues, habiendo tomado una cohorte y ministros de parte de los príncipes y fariseos, fue allá con linternas, teas y armas. La cohorte no fue de judíos, sino de soldados. Por tanto, debemos entender que fue enviada por el presidente como para prender a un reo, guardando el orden de poder legítimo, a fin de que nadie osase oponerse a quienes le llevaban, aunque se había reunido tan grande pelotón y tan bien armado, que era capaz de aterrar y rechazar a cualquiera que se atreviese a defender a Cristo. De este modo escondía su poder y manifestaba su debilidad, pareciendo esto a sus enemigos necesario contra quien nada fuera suficiente sino lo que Él quisiese; utilizando el bueno a los malos y sacando bienes de los males, para hacer de los malos buenos” (Comentario a Juan 112, 2).
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