Vivid unánimes, sed fieles

“Y vosotros que ayunáis también en los restantes días, aumentad en estos lo que ya hacéis. Los que a diario crucificáis el cuerpo con la continencia perpetua, en estos días uníos a vuestro Dios con oraciones más frecuentes e intensas. Vivid todos unánimes, sed todos fieles, suspirando en esta peregrinación por el deseo de aquella única patria e hirviendo en su amor. Que nadie en­vidie en el otro el don de Dios que él no posee ni se burle de él. En cuanto a bienes espirituales, considera tuyo lo que amas en el hermano, y él considere suyo lo que ama en ti. Que nadie bajo capa de abstinencia, pretenda cambiar antes que atajar los placeres, buscando, por ejemplo, preciosos manjares porque no come carne, o raros licores porque no bebe vino, no sea que la disculpa de domar la carne sirva para aumentar el placer" (Sermón 205, 2).

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