Tiempos Sagrados, perdón inmediato

"Ahora, pues, me dirijo a todos vosotros, dado lo sagrado de estos días, para que desaparezcan vuestras discordias. Pienso que alguno de vosotros, conscientes de estar enemistados con los hermanos,  habéis reflexionado en vuestro interior, y hallado que no sois vosotros los ofensores, sino los ofendidos. Y, aunque ahora no me lo digáis, porque soy yo quien debe hablar estando en este lugar, mientras que lo vuestro es callar y escuchar, con todo, quizá, en vuestra reflexión penséis y os digáis: Yo quiero hacer las paces, pero fue él quien me dañó, él quien me ofendió y no quiere pedir perdón. ¿Qué he de hacer? ¿He de decirle: vete tú y pídele perdón? De ningún modo. No quiero que mientas; no quiero que digas: Perdóname, tú que sabes que no ofendiste a tu hermano. ¿Qué te aprovecha en convertirte en tu acusador? ¿Qué esperas que te perdone aquel a quien no dañaste ni ofendiste? De nada te aprovechará; no quiero que lo hagas. ¿Estás seguro, has examinado el caso detenidamente, sabes que fue él quien te ofendió a ti, no tú a él? Lo sé, respondes. Repasa tu conciencia sobre ese conocimiento seguro. No vayas al hermano que te ofendió, y menos a pedirle perdón. Entre vosotros dos debe haber otros pacificadores que le insten a que se adelante a pedirte perdón; a ti te basta con estar dispuesto a perdonar, dispuesto a hacerlo de corazón. Si estás dispuesto a perdonar, ya has perdonado. Pero tienes algo todavía por lo que orar: ora por él para que te pida perdón; sabiendo que le es dañoso el no pedirlo, ruega por él para que lo pida. Di al Señor en tu oración: Señor, tú sabes que no he sido yo quien ofendió a aquel hermano mío, sino más bien él a mí; sabes también que le daña el haberme ofendido, si no me pide perdón; yo, con el mejor deseo, te suplico que le perdones” (Sermón 211, 5).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Entonces porque Dios nos perdonó primero a nosotros antes de nosotros pedírselo a Él si nosotros fuimos los ofensores?

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