Cese toda enemistad

"Si existe alguna enemistad que nunca debió nacer o, al menos, debió morir luego, pero que fue capaz de perdurar en la vida de los hermanos hasta estas fechas, sea por dejadez, sea por obstinación o vergüenza, fruto no de la modestia, sino de la soberbia, que al menos ahora deje de existir... Todo esto lo obra la caridad, que actúa sin maldad. En la medida en que tenéis caridad, hermanos míos, ejercitadla viviendo bien, y, en la medida en que os falte, conseguidla con la oración" (Sermón 209, 1).

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