"Fue enviado, pues, el hombre más excelente para dar testimonio de quien es más que hombre. En efecto, cuando aquel mayor que el cual no hay nadie entre los nacidos de mujer dice: Yo no soy el Cristo, y se humilla ante Cristo, hay que entender que aquí hay alguien que es más que un hombre. Pues, si vas buscando a Juan, el hombre más excelente, Cristo es más que hombre; advierte que es el precursor para buscar al juez; escucha al heraldo de tal modo que temas al juez. Fue enviado, y predijo éste que había de venir. ¿Y qué testimonio da Juan acerca de Cristo? Escúchalo: No soy digno de desatar la correa de su calzado. ¿Has comprendido, ¡oh hombre!, lo que has de hacer? Todo el que se humilla será ensalzado. ¿Qué decir, pues, de Cristo? Todos nosotros hemos recibido de su plenitud. ¿Qué significa: Todos nosotros? Que también los santos patriarcas, profetas y apóstoles, tanto los enviados antes de la encarnación como los enviados una vez encarnado, todos nosotros hemos recibido de su plenitud. Nosotros somos los recipientes, él la fuente. Por tanto, hermanos míos, si hemos comprendido el misterio, Juan es hombre y Cristo es Dios: humíllese el hombre y sea exaltado Dios. Para que se humille el hombre"
(Sermón 289, 5).
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