"Extinguió así todo el orgullo de la nobleza carnal. Además, nació en la ciudad de Belén, que entre las demás ciudades de Judea era tan pequeña, que aun hoy se llama aldea, no quiso que nadie se gloriara de la nobleza de ninguna ciudad de este mundo. Y también se hizo pobre el que es el dueño de todo y por quien todo fue creado, para que ninguno de los que crean en él se atreva a enorgullecerse de las riquezas de aquí abajo. No quiso que los hombres le proclamaran rey, aunque todas las creaturas atestiguan su reino sempiterno, porque así mostraba el camino de la humildad a los desgraciados que la soberbia había separado de su lado. Padeció hambre el que a todos da de comer; sufrió sed el creador de toda bebida y el que es espiritualmente pan para los hambrientos y fuente para los sedientos. Se cansó en los caminos de este mundo el que se hizo a sí mismo camino hacia el cielo para nosotros"
(La catequesis de los principiantes 22, 40).
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