"Porque, si el Hijo de Dios hubiese querido permanecer en la natural igualdad del Padre y no se hubiese anonadado tomando la forma de siervo, no sería mediador entre Dios y los hombres. Por lo tanto, el Hijo único de Dios se hizo mediador entre Dios y los hombres, cuando el Verbo de Dios, Dios en Dios, rebajó su majestad hasta la humana bajeza y elevo la pequeñez humana hasta la excelsitud divina para hacerse mediador entre Dios y los hombres, hombre con Dios sobre los hombres... Luego todos los hombres que creyendo amaron y amando imitaron la humildad de Cristo..., fueron sanados, por esta humildad, de la impiedad de la soberbia para ser reconciliados con Dios"
(Exposición de la Epístola a los Gálatas 24).
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