"He aquí que se levantó el que se había dormido; se despertó y se hizo como un pájaro solitario sobre el techo, es decir, en el cielo, donde intercede por nosotros, donde ya no muere ni la muerte tiene dominio sobre él, porque no dormirá ni le entrará el sueño a quien es nuestro guardián. He aquí que quienes pensaron haberle hecho algún daño, perdieron incluso el reino de donde no quisieron que él fuera su rey, pues fueron expulsados de allí"
(Sermón 223, C).
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