"La vida entera de los cristianos auténticos consiste en levantar el corazón; tener el corazón en alto: he aquí la vida de quienes son cristianos no sólo de nombre, sino también en realidad de verdad. ¿Qué significa levantar el corazón? Poner la esperanza en Dios, no en ti; pues tú estás abajo, mientras que Dios está arriba. Si depositas tu esperanza en ti mismo, tu corazón está abajo, no en lo alto. Por eso, cuando escuchéis al sacerdote decir: Levantemos el corazón, responded: Lo tenemos levantado hacia el Señor. Esforzaos para que sea verdadera vuestra respuesta, pues ella quedará en las actas de Dios; vayan de acuerdo la realidad y las palabras; no afirme la lengua lo que niega la conciencia"
(Sermón 229, 3).
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