"Sólo sé que, como dice el Apóstol, quien es poderoso para hacer en nosotros más de lo que pedimos o pensamos, nos llevará al lugar donde se haga realidad lo que está escrito: Dichosos los que habitan en tu casa; te alabarán por los siglos de los siglos. Toda nuestra ocupación será la alabanza de Dios. ¿Qué vamos a alabar si no lo amamos? También amaremos lo que veremos. Veremos, pues, la verdad, y la verdad misma será Dios, a quien alabaremos. Allí encontraremos lo que hoy hemos cantado: Amén: Es verdad; Aleluya: Alabad al Señor"
(Sermón 236, 3).
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