Matar a Cristo

“Pues Cristo fue crucificado, muerto y sepultado. Aquella sepultura fue como su casa, la cual fue custodiada por soldados, que envió la autoridad de los judíos cuando se les proporcionó guardias para proteger el sepulcro de Cristo. Cuenta la historia del libro primero de los Reyes que Saúl envió vigilantes a la casa de David para custodiarla y matar a David. Pero sólo debemos discutir, al exponer el título del salmo, lo que del libro de los Reyes tomó el escritor del salmo. ¿Nos quiso dar a conocer únicamente que envió vigilantes a su casa para custodiarla y matarle? Pero si David representaba a Cristo, ¿cómo fue custodiada la casa para matar a Cristo, siendo así que Cristo fue colocado en el sepulcro (en la casa) después de haber sido matado en la cruz? Aplica esto al cuerpo de Cristo, porque el matar a Cristo consistía, si hubiera prevalecido la mentira de los guardias, que fueron sobornados para que dijesen que, estando ellos dormidos, vinieron los discípulos de Cristo y robaron su cuerpo, en hacer desaparecer el nombre de Cristo para que no se creyese en Cristo. En esto verdaderamente consiste el querer matar a Cristo; en pretender borrar el recuerdo de su resurrección a fin de presentar como mentiroso al Evangelio. Pero como no pudo Saúl matar a David, tampoco consiguió el poder de los judíos que prevaleciese el testimonio de los guardias dormidos al de los apóstoles despiertos. ¿Cómo fueron aleccionados y embaucados los guardias para hablar de este modo? Os daremos, les dicen los judíos, el dinero que queráis; pero decid que, estando vosotros dormidos, vinieron sus discípulos y le robaron. Ved la clase de testigos mentirosos que presentaron, contra la verdad de la resurrección de Cristo, sus enemigos, prefigurados por Saúl. Acusa la perfidia, y presenta testigos dormidos. Te digan lo que sucedió en el sepulcro los que, si estaban dormidos, ¿cómo lo saben? Y, si despiertos, ¿por qué no prendieron a los ladrones?”
(Comentario al salmo 58, 1, 3).

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