"Ellos daban muerte al médico, y el médico hacía de su sangre una medicina para sus asesinos. ¡Grande misericordia y gloria! ¿Qué no se les iba a perdonar, si se les perdonaba hasta el haber dado muerte a Cristo? Por tanto, amadísimos, nadie debe dudar de que en el baño de la regeneración se perdonan absolutamente todos los pecados, tanto los leves como los graves. Hay, en efecto, un ejemplo o prueba extraordinaria. No hay pecado mayor que el dar muerte a Cristo; si hasta éste ha sido perdonado, ¿cuál quedará sin perdón en el creyente que ha sido bautizado?"
(Sermón 229 E, 2).
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