Trabajemos

"Mientras tanto trabajemos en la viña a la espera de que concluya; quien nos condujo al trabajo no nos abandonará, para evitar que desfallezcamos. El que se dispone a darle su salario al acabar la jornada, alimenta al obrero mientras trabaja; de idéntica manera, el Señor nos alimenta ahora a quienes trabajamos en este mundo no sólo con el alimento para el vientre, sino también para la mente… Cristo se da a sí mismo a sus obreros; se da a sí mismo en el pan y se reserva a sí mismo como salario. No hay motivo para decir: «Si lo comemos ahora, ¿qué tendremos al final?» Nosotros lo comemos, pero él no se acaba; alimenta a los hambrientos, pero él no mengua. Alimenta ahora a quienes trabajan y les queda íntegro el salario. ¿Qué vamos a recibir mejor que él mismo? Si tuviese algo mejor que sí mismo, lo daría, pero nada hay mejor que Dios, y Cristo es Dios. Pon atención: En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra estaba en el principio junto a Dios. ¿Quién entiende esta Palabra? ¿Quién la comprende? ¿Quién la ve y la contempla? ¿Quién la piensa dignamente? Nadie. La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros" 
(Sermón 229 E, 4).

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