La virtud espiritual del sacramento es como la luz, y la reciben pura quienes han de ser iluminados y sin mancharse aunque pase por medios inmundos. Que sean ministros enteramente justos y que no busquen su gloria, sino la gloria de Aquel de quien son ministros ellos; pero que no digan: El bautismo es mío, porque no es verdad, porque no es de ellos. Fijen la mirada en Juan mismo. Mirad que Juan estaba lleno del Espíritu Santo, y el bautismo lo tenía del cielo y no de los hombres. Pero ¿hasta cuándo lo tuvo? Lo dice él mismo: preparad el camino del Señor. Mas, luego que el Señor fue conocido, él mismo vino a ser el camino
(Comentario al Evangelio de Juan 5, 17).
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