No es necesario indicaros qué fiesta celebramos hoy, pues todos lo habéis oído al leerse el evangelio. Hoy recibimos al santo Juan, precursor del Señor, el hijo de una estéril que anunciaba al hijo de una virgen, pero siempre siervo que anuncia al Señor. Puesto que Dios hecho hombre había de venir mediante una virgen, le precedió un hombre excelente nacido de una mujer estéril para que aquél —refiriéndose al cual dice Juan que es indigno de desatar la correa de su calzado— fuera reconocido como Dios-hombre. Admira a Juan cuanto te sea posible, pues lo que admiras aprovecha a Cristo. Aprovecha, repito, a Cristo no porque tú le ofrezcas algo a él, sino para progresar tú en él
(Sermón 291, 1).
No hay comentarios:
Publicar un comentario