"Nuestro Señor Jesucristo, hijo de Dios e hijo del hombre, en cuanto
nacido del Padre sin madre, creó todos los días; en cuanto nacido de
madre sin padre, hizo sagrado este día. En su nacimiento divino es
invisible, visible en el humano, y en uno y otro admirable. En
consecuencia, es difícil afirmar a cuál de los dos nacimientos se
refiere lo predicho por el profeta: Su generación, ¿quién la narrará?:
si a aquel en que nunca estuvo sin nacer siendo coeterno al Padre, o a
éste, en el que nació en el tiempo después de haber hecho a la madre
en la que iba a ser hecho" (Sermón 195, 1).
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