(Sermón 232, 3).
Iban conversando
“He aquí que otros dos se encontraban de camino y hablaban entre sí de lo que había acaecido en Jerusalén, de la maldad de los judíos y de la muerte de Cristo. Iban conversando, llorándole como si estuviera muerto, ignorando que había resucitado. Se les apareció, se convirtió en un tercer caminante y se mezcló con ellos en amigable charla. Sus ojos seguían enturbiados, lo que les impedía reconocerlo; como convenía que su corazón fuese mejor instruido, retrasa el darse a conocer. Les pregunta sobre qué estaban hablando, para que le relatasen lo que él ya sabía. ¿Qué oísteis? Comenzaron a extrañarse de que les preguntase, como si nada supiese, de una cosa tan clara y tan pública. ¿Sólo tú eres peregrino en Jerusalén, y no sabes lo que allí ha sucedido? Y él dijo:¿Qué? Lo referente a Jesús de Nazaret, que fue un profeta poderoso en obras y palabras”
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