“Los hechos pasados, al ser narrados, son luz para la mente y encienden la esperanza en las cosas futuras. Iba Jesús a resucitar a la hija del jefe de la sinagoga, cuya muerte le había sido ya anunciada. Y, estando él de camino, como de través, se cruza una mujer aquejada de enfermedad, llena de fe, con flujos de sangre, que había de ser redimida de la sangre. Dijo en su corazón: Si tocare aunque sólo fuera la orla de su vestido, quedaré sana. Cuando lo dijo, tocó. A Cristo se le toca con la fe. Se acercó, tocó y se hizo lo que creyó”
(Sermón 63 B, 1).
No hay comentarios:
Publicar un comentario