“¿Qué ha de hacer la Iglesia de Dios para poder comprender lo que antes mereció creer? Haga a su alma capaz de recibir lo que se le va a dar. Para que esto sea una realidad, es decir, para que el alma adquiera capacidad, Dios nuestro Señor aplazó, no anuló sus promesas. Las aplazó para que nosotros nos extendamos; nos extendemos para crecer; crecemos para alcanzarlas”
(Sermón 91, 6).
No hay comentarios:
Publicar un comentario