“Como cada año, celebramos hoy la festividad de la venida del Espíritu Santo, que merece una afluencia masiva, a la vez que gran solemnidad en las lecturas y en el sermón. Las dos primeras cosas son ya una realidad, puesto que os habéis reunido muchísimos y habéis escuchado las lecturas cuando se leyeron. Vayamos adelante con la tercera; no falte el obsequio de nuestra lengua a quien concedió a unos ignorantes el hablar todas las lenguas, sometió las lenguas de los hombres cultos en todos los pueblos y congregó las distintas lenguas de los pueblos en la unidad de la fe”
(Sermón 269, 1).
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