“¿Qué dice, pues, este mínimo? Lo que hemos escuchado hoy: Con el corazón se cree para la justicia y con la boca se hace la confesión para la salvación. Muchos creen de corazón y se avergüenzan de confesarlo con la boca… ¿Qué importa haber creído con el corazón para la justicia, si la boca duda en proferir lo que el corazón ha concebido? Dios ve la fe que hay dentro, pero es poco”
(Sermón 279, 7).
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