“Aquí son purificados, allí son coronados. Por tanto, permanecerá lo que se significa aunque se vea pasar lo que lo significa. Recibidlo, pues, de manera que penséis en ello, mantengáis la unidad en el corazón y tengáis siempre vuestro corazón fijo en lo alto. No esté vuestra esperanza en la tierra, sino en el cielo; vuestra fe esté segura en Dios, sea agradable a Dios, pues lo que aquí creéis aunque no veis, lo veréis allí donde el gozo no tendrá fin”
(Sermón 227).
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