Acercarse a Dios

“Dice la Escritura que todos tenían una sola alma y un solo corazón en Dios. Prestad atención, hermanos, y por aquí entended el misterio de la Trinidad; como decimos el Padre es, el Hijo es, el Espíritu Santo es, y, sin embargo, es un solo Dios. Había allí tantos miles, y sólo había un corazón; tantos miles, y sólo había un alma. Pero, ¿en dónde? En Dios. ¡Cuánto más será uno solo el mismo Dios! ¿Acaso empleo mal las palabras cuando digo dos hombres, muchas almas? Ciertamente digo bien. Acérquense a Dios y todos tienen una sola alma. Si acercándose a Dios muchas almas por la caridad son una sola alma y muchos corazones un solo corazón, ¿qué hará la fuente misma de la caridad en el Padre y en el Hijo? ¿No será allí con mayor razón la Trinidad un solo Dios? De allí nos viene a nosotros la caridad del Espíritu Santo, como dice el Apóstol: La caridad de Dios ha sido derramada en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que nos ha sido dado. Si, pues, la caridad de Dios, derramada en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado, hace que muchas almas sean una sola alma y que muchos corazones sean un solo corazón, ¿cuánto más el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo serán un solo Dios, una sola Luz, un solo Principio?” (Comentario al evangelio de Juan 39, 5).

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