El hombre imagen de Dios
“El sentido que debemos más bien elegir en estas palabras, hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, es que no las entendemos como dichas en singular, sino en plural, porque no fue hecho el hombre a imagen de solo el Padre o de solo el Hijo o de solo el Espíritu Santo, sino a imagen de esta Trinidad; cuya Trinidad de tal modo es Trinidad que es un solo Dios, y de tal forma es un solo Dios que es Trinidad. No dice, pues, hablando el Padre por el Hijo, hagamos al hombre a tu imagen o a imagen mía, sino que pluralmente dice a imagen y semejanza nuestra; y ¿quién se atreverá a separar al Espíritu Santo de esta pluralidad? Esta pluralidad no es tres dioses; por eso se ha de entender que después la Escritura introdujo el singular diciendo: E hizo Dios al hombre a imagen de Dios, para que no se tomase como si Dios Padre hiciera al hombre a imagen de Dios, es decir, de su Hijo, pues de otro modo, ¿cómo es verdadero lo que se dijo, a imagen nuestra, si el hombre fue hecho únicamente a imagen del Hijo? Por ser verdadero lo que dijo Dios, a imagen nuestra, por eso se dijo así: Hizo Dios al hombre a imagen de Dios, como si dijera a imagen suya, que es la misma Trinidad” (Del Génesis a la letra, incompleto 16, 61).
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