Un solo Dios y tres personas
“Recuerdo por mi memoria, comprendo con mi inteligencia, amo con mi voluntad; y cuando dirijo la mirada de mi pensamiento a mi memoria, expreso en mi corazón lo que sé, y de mi ciencia se engendra un verbo verdadero, y ambas cosas son mías, el verbo y la ciencia. Yo soy el que conozco y hablo en mi corazón lo que sé. Y cuando pienso, descubro en mi memoria que comprendo y amo; pero la inteligencia y el amor preexistían a la función del pensamiento, y en mi memoria encuentro entonces mi entendimiento y mi amor, y por estas dos facultades soy yo el que entiendo y amo, no mi memoria... En breves razones. Yo recuerdo, comprendo y amo sirviéndome de mis tres facultades, aunque no soy mi memoria, ni mi entendimiento, ni mi amor; mas poseo estas tres realidades. Esto lo puede afirmar cualquier persona que disfrute de las tres mencionadas potencias, pues jamás es ella estas tres cosas. Pero en aquella suprema simplicidad que es Dios, aunque hay un solo Dios, son tres las personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo” (La Trinidad 15, 22, 42).
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