La unicidad e igualdad de substanca
“Así, ciertos pasajes de la Escritura hablan del Padre y del Hijo para indicar unicidad e igualdad de sustancia... Algunos, por el contrario, hablan del Hijo como inferior al Padre, a causa de su forma servil, es decir, por la criatura que Él asumió de humana y mudable sustancia... Otros, finalmente, no indican ni inferioridad ni igualdad, sino simplemente procedencia... Esta regla de la Escritura no significa inferioridad de uno de ellos con relación al otro, sino que da a entender que uno procede del otro. Regla que algunos han interpretado como si el Hijo fuera inferior al Padre. Ciertos escritores de los nuestros, asaz ignorantes y poco versados en estas materias, se afanan por entender dichas expresiones según la forma de siervo, y como la sana razón rehúsa su asentimiento, se turban. Para que esto no suceda es preciso seguir esta regla, según la cual el Hijo de Dios, si bien procede del Padre, no es inferior al Padre; y en los mencionados testimonios se demuestra no su desemejanza, sino su nacimiento” (La Trinidad 2, 1, 3).
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