Las tres son personas
“¿Qué nos resta, pues, sino confesar que estas expresiones son partos de la indigencia, al hablar, en numerosas disputas, contra las insidias y errores de la herejía? Al afanarse la pobreza humana por poner al alcance de los sentidos del hombre, mediante el lenguaje, lo que opina en el secreto de sus pensamientos del Señor Dios, su Creador -ora sea creencia piadosa, ora una cierta inteligencia-, temió decir tres esencias, no fuera a sospecharse diversidad en aquella igualdad suprema. Además, no se puede negar sean tres, pues Sabelio, al negarlo, se despeñó en la herejía. De la Escritura se deduce con plena certeza lo que piadosamente creemos, y la mente con claridad lo percibe; esto es, que existe el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; que el Hijo no es el Padre, ni el Espíritu Santo es el Padre o el Hijo. Buscó, pues, la pobreza cómo expresar estas tres cosas, y las llamó sustancias o personas, no queriendo significar con estas palabras diversidad alguna ni tampoco nada singular o concreto, dando a entender la unidad al poner en Dios una esencia, y la Trinidad al distinguir tres sustancias o personas” (La Trinidad 7, 4, 9).
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