Allí el tiempo no existe

“Si cuanto el Hijo tiene, del Padre lo recibe, del Padre recibe el que proceda de Él el Espíritu Santo. Pero nadie imagine aquí noción alguna del tiempo. Antes o después, porque allí el tiempo no existe… Sólo el Padre no procede de otro; por eso es el único que se denomina ingénito, no en las Escrituras, sino en el lenguaje usual de los que tratan de tan encumbrado misterio y se expresan como pueden. El Hijo es nacido del Padre, y el Espíritu Santo procede originariamente del Padre, y por don del Padre, sin intervalo de tiempo, procede de los dos como de un principio común. Se le podría llamar hijo del Padre y del Hijo si, lo que el buen sentido rechaza con horror, ambos lo hubieran engendrado. De los dos procede el Espíritu de ambos, pero por ninguno de ellos fue engendrado” (La Trinidad 15, 26, 47).

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