La misma realidad es ser y saber

“Porque la esencia es allí verdadera y sumamente simple; el ser se identifica con el saber. Si, pues, en Dios el ser y el saber son una misma realidad, el Padre no es sabio por la sabiduría engendrada; de otra manera, Él no engendraría la sabiduría, sino que esta lo engendraría a Él. Y ¿qué otra cosa queremos significar cuando decimos que en Él se identifica el ser y el saber, sino que existe por lo mismo que es sabio? La causa de su sabiduría es razón de su existencia. Por consiguiente, si la sabiduría que Él engendró es causa de su saber, será también causa de su existencia. Lo que es imposible, a no ser por generación o creación, y nadie hasta hoy afirmó que sea la sabiduría causa generadora o creadora del Padre. ¿No será esto una locura? Luego el Padre mismo es sabiduría. El Hijo se llama sabiduría del Padre, como se le llama luz del Padre, esto es, luz de luz, y ambos una luz. Y lo mismo se ha de entender la expresión: 'sabiduría de sabiduría, y los dos una sabiduría'. Luego una esencia, porque la misma realidad es allí el ser y el saber. Lo que es a la sabiduría la ciencia, a la virtud el poder, a la eternidad el ser eterno, a la justicia el ser justo y a la magnitud el ser grande, es el ser a la esencia. Y puesto que en aquella simplicidad es una misma cosa el ser y el saber, una misma realidad es también la sabiduría y la esencia” (La Trinidad 7, 1, 2).

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