(Sermón 261, 1).
Ascendamos con él
“La resurrección del Señor es nuestra esperanza; su ascensión, nuestra glorificación. Hoy celebramos la solemnidad de la Ascensión. Si, pues, celebramos como es debido, fiel, devota, santa y piadosamente, la ascensión del Señor, ascendamos con Él y tengamos nuestro corazón levantado. Ascender no equivale a ensoberbecerse… Resucitó, en efecto, para darnos la esperanza de que resucitará lo que muere, para que la muerte no nos prive de la esperanza y lleguemos a pensar que toda nuestra vida concluye con la muerte. Nos preocupaba el alma, y Él, al resucitar, nos dio seguridad incluso respecto al cuerpo. ¿Quién ascendió entonces? El que descendió. Descendió para sanarte, subió para elevarte. Si te levantas tú, vuelves a caer; si te levanta Él permaneces en pie”
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