La Trinidad es un solo Dios

“Por lo cual, con la ayuda del Señor, nuestro Dios, intentaré contestar, según mis posibles, a la cuestión que mis adversarios piden, a saber: que la Trinidad es un sólo, único y verdadero Dios, y cuán rectamente se dice, cree y entiende que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son de una misma esencia o sustancia; de suerte que, no burlados con nuestras excusas, sino convencidos por experiencia, se persuadan de la existencia del Bien Sumo, visible a las almas puras, y de su incomprensibilidad inefable, porque la débil penetración de la humana inteligencia no puede fijar su mirada en el resplandor centelleante de la luz si no es robustecida por la justicia de la fe… Y si hay en ellos una centella de amor o temor de Dios, vuelvan al orden y principio de la fe, experimentando en sí la influencia saludable de la medicina de los fieles existente en la santa Iglesia, para que la piedad bien cultivada sane la flaqueza de su inteligencia y pueda percibir la verdad inconmutable, y así su audacia temeraria no les precipite en opiniones de una engañosa falsedad. Y no me pesará indagar cuando dudo, ni me avergonzaré de aprender cuando yerro” 
(La Trinidad 1, 2, 4).

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