Proclamamos su resurección

"Así continúa el símbolo. Después de haber confesado su pasión, proclamamos su resurrección. ¿Qué hizo en la pasión? Nos enseñó lo que debemos tolerar. ¿Qué hizo en la resurrección? Nos mostró lo que debemos esperar. En la primera está la fatiga; en la segunda, la recompensa; la fatiga, en la pasión; la recompensa, en la resurrección. Pero del hecho de que resucitó de entre los muertos no se sigue que haya permanecido aquí. ¿Cómo continúa? Subió al cielo. ¿Y dónde está ahora? Sentado a la derecha del Padre. Comprende lo que se quiere indicar con el término derecha, para no buscar allí una izquierda. Se llama derecha de Dios a la felicidad eterna; se llama derecha de Dios a su inefable, inestimable e incomprensible bienaventuranza y abundancia. Tal es la derecha de Dios; allí está sentado. ¿Qué significa allí está sentado? Allí habita. Se llama asiento al lugar donde uno habita… Está sentado; con esto se dice, por tanto, que permanece, que habita" 
(Sermón 213, 5).

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