El amor pide, busca y llama

“Mi intención ahora no es que entendáis, porque es imposible, sino excitar en vosotros el deseo de entenderlas alguna vez. Esto es obra de la sencilla y pura caridad de Dios, que es lo que más se aprecia en las costumbres y de la que tanto he dicho, y que, inspirada por el Espíritu Santo, conduce al Hijo o Sabiduría de Dios, por la que se llega al conocimiento del Padre. Si la sabiduría y la verdad no se aman con todas las fuerzas del espíritu, no se puede, en modo alguno, llegar a su conocimiento; pero si se busca como se merece, no se retira ni se esconde de sus amantes. De aquí aquellas palabras que soléis tener con frecuencia en la boca: Pedid, y recibiréis; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Nada hay oculto que no se descubra. El amor es el que pide, y busca, y llama, y descubre, y el que, finalmente, permanece en los secretos revelados” 
(La costumbres de la Iglesia católica 1, 17, 31).

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