(Carta 55,1,2).
Celebramos la Pascua
“Hay sacramento en una celebración cuando la conmemoración se hace de modo que se sobreentienda al mismo tiempo que hay un oculto significado y que ese significado debe recibirse santamente. Cuando celebramos la Pascua, no nos contentamos con traer a la memoria el suceso, esto es, que Cristo murió y resucitó. En la celebración de ese sacramento ejecutamos las demás cosas que el sacramento entraña. Dice el Apóstol: Murió por nuestro pecados y resucitó para nuestra justificación. He aquí por qué queda consagrado el tránsito de la muerte a la vida en esta muerte y resurrección del Señor… La realidad que se anuncia con esta palabra hebrea (pascua) no es la pasión, pues padecer se dice en griego paschein, sino el tránsito de la muerte a la vida, como he dicho. En el idioma hebreo, el tránsito se denomina pascha, como dicen los que lo saben… Lo que se celebra, pues, en la pasión y resurrección del Señor, es el tránsito de esta vida mortal a la inmortal, de la muerte a la vida”
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