Recordar con gozo nuestra salvación

"Hoy celebramos con toda solemnidad el misterio grande e inefable de la pasión del Señor. Misterio que, a decir verdad, nunca ha estado lejos ni del altar al que asistimos ni de nuestra boca y frente, para que retengamos siempre en el corazón lo que continuamente nos presentan los sentidos corporales. No obstante, esta solemnidad anual ocupa mucho más a la mente en el recuerdo de tan gran acontecimiento, para que lo que hace muchos años cometió la maldad de los judíos en un único lugar y sus ojos vieron, ahora sea contemplado en todo el orbe de la tierra con la mirada de la fe cual si hubiera tenido lugar hoy mismo. Si aquellos contemplaban entonces de buen grado el resultado de su crueldad, ¡con cuánto mayor agrado hemos de revocar, ayudados por la memoria, a nuestras mentes lo que piadosamente creemos! Si ellos miraban con placer su maldad, ¿no hemos de recordar nosotros, con gozo mayor aún, nuestra salvación?... 
Ellos obraron la maldad, nosotros celebramos la solemnidad; ellos se congregaron porque eran crueles, nosotros porque somos obedientes; ellos se perdieron, nosotros fuimos encontrados; ellos se vendieron, nosotros fuimos rescatados; ellos le miraban para insultarle, nosotros le adoramos llenos de veneración" 
(Sermón 218 B, 1).

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