Martes de la primera semana

No recuerdes los pecados de mi juventud:
acuérdate de mí según tu misericordia,
por tu bondad, Señor
.
(Sal 25, 7)





Guardarse de los pecados leves y numerosos

Si se infiltran en el alma ciertos deleites mundanos, ejercitaos en la misericordia, ejercitaos en la limosna, en el ayuno, en la oración. Con estos medios se purgan los pecados cotidianos, que, debido a la fragilidad humana, no pueden no infiltrarse en el alma. No los desdeñes porque son pequeños, sino témelos ya que son numerosos. Prestad atención, hermanos míos. Son pequeños, no son graves. No es una bestia como un león que de una dentellada te quiebra el cuello; pero con frecuencia matan también las pequeñas bestias si son muchas. Si alguien es arrojado a un lugar lleno de pulgas, ¿no morirá allí? No son las bestias mayores, pero la naturaleza humana es tan débil que pueden hacerla perecer las más pequeñas. Así son también los pecados pequeños. Atendéis a que son pequeños; precaveos, pues son muchos. ¡Cuán pequeñísimos son los granos de arena! Pero si se carga de ella la nave más de lo debido, la hunde y se pierde. ¡Cuán diminutas son las gotas de la lluvia! ¿Acaso no llenan los ríos y derriban las casas? Por tanto, no desdeñéis estas pecados. Pero me diréis: « ¿Quién puede vivir sin ellos?». Para que no lo digas, pues en realidad nadie puede, Dios misericordioso, al ver nuestra fragilidad, nos ofreció el remedio contra ellas. ¿Qué remedios ofreció? Las limosnas, los ayunos y las oraciones: tres son los remedios. Mas para que en la oración digas verdad has de hacer limosnas perfectas. ¿Qué significa limosnas perfectas? Que de lo que tú tienes en abundancia des al que no tiene, y que perdones al que te haya ofendido.
(Serm. 9, 17)



Es imposible vivir sin pecados: sean menos graves, sean diminutos, sean leves. No despreciéis, sin embargo, ni los leves, ni los diminutos..Los ríos se hacen de diminutas gotas. No los despreciéis. Por estrechas rendijas se filtra el agua a la nave, se llena la sentina; y si no se hace caso, la nave va a pique.. (Serm. 58, 9-10)

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