Humildad y Escrituras


"Os hablo yo que, engañado en otro tiempo, siendo aun jovenzuelo, quería acercarme a las divinas Escrituras con el prurito de discutir, antes que con el afán de buscar. Yo mismo cerraba contra mí la puerta de mi Señor con mis perversas costumbres: debiendo llamar para que se me abriese, empujaba la puerta para que se cerrase. Me atrevía a buscar, lleno de soberbia, lo que no se puede encontrar sino desde la humildad. ¡Cuánto más dichosos sois vosotros ahora! ¡Cuánto mayor es vuestra seguridad en aprender, cuánto mayor la protección de que gozáis quienes, aún pequeñuelos, estáis en el nido de la fe y recibís el alimento espiritual!"
(Sermón 51, 6).

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