"Eso es lo que hace el cuerpo entero de Cristo extendido por todo el orbe, es decir, la Iglesia universal, el ser único que habla en el salmo: Desde los confines de la tierra clamé a ti cuando mi corazón estaba en aprieto. De aquí aparece ya claro por qué se instituyó la cuaresma como solemnidad que celebra esta humillación. La Iglesia, que clama desde los confines de la tierra cuando su corazón está en aprieto, clama desde las cuatro partes del orbe, que también la Escritura menciona con frecuencia: oriente y accidente, norte y sur. Por todo esto fue promulgado el decálogo de la ley, que ya no ha de infundir temor por su letra, sino que ha de cumplirse mediante la gracia de la caridad. Sabemos que 4 multiplicado por 10 da 40. Pero ahora nos hallamos todavía envueltos en la fatiga de la tentación, necesitando el perdón de los pecados. ¿Quién cumplirá con perfección aquello de no tendrás deseos perversos? De aquí la necesidad de ayunar y orar, pero sin cesar de hacer el bien”
(Sermón 210, 8).
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