"Con toda verdad y piedad hablas, exaltando la bienaventuranza de aquellos que aman la venida del Señor. Pero también armaban la venida del Señor aquellos a quienes decía el Apóstol: No vacile vuestro entendimiento, como si fuera inminente el día del Señor. Al decirles eso, no les apartaba del amor, pues quería que se abrasaran en él. Pero no quería que creyesen a los que anunciaban la inminencia del día del Señor. Quizá pasaba el tiempo en que creían ellos que había de venir el Señor; quizá, al ver que no había venido, pensaban que también las otras promesas eran falaces, y empezaban a desesperar del mismo galardón de la fe. Para amar la venida del Señor no es preciso afirmar que se acerca o afirmar que no se acerca. Ama esa venida el que con sinceridad de fe, firmeza de esperanza y ardor de la caridad ama al Señor, ya esté cerca, ya esté lejos"
(Epístola 199, 15).
No hay comentarios:
Publicar un comentario