(Sermón 66, 1).
Confesó ser una candela
"Porque Juan se adelantó a Cristo en el nacimiento y en la predicación; pero se adelantó obedeciendo, no anteponiéndose. Porque el tribunal entero camina delante del juez, pero los que van delante son posteriores a él. ¿Y qué testimonio dio Juan de Cristo? Dijo que no era digno de desatar la correa de su calzado. ¿Más todavía? De su plenitud, añadió, recibimos. Confesó ser una candela encendida en Él, y por eso recurrió a sus pies, para no apagarse con el viento de la soberbia si subía a lo alto. Era tan grande que podía ser creído Cristo. Y si no hubiese sido su propio testimonio de que no era Cristo, hubiese quedado el error y se hubiese creído que lo era. ¿Hasta qué punto era humilde? El pueblo le ofrecía el honor, y Él lo rechazaba. Esperaban los hombres, al creerle tan grande, y él se humillaba. No quería crecer con palabras de hombres, porque había comprendido la Palabra de Dios"
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