Dios ha ablandado mi corazón

"Para que mi santidad sea lo suficientemente grande como para acercarme a quienes son asiento de Dios. Entonces podré decir y escuchar verdades. Razón por la que a los santos se les llama cielos… Por lo demás, cuando me llegue a Él: en aquella libertad con que me acercaré a su trono, lo amaré todo, y su poder no será impedimento, aunque ahora pueda abusar de mí, pecador como soy. Es decir, que haga de mí lo que quiera, incluso castigándome, aunque justamente… Y Dios ha ablandado mi corazón: atribuye a la misericordia de Dios ese mismo temor con que evita los castigos futuros. Porque desconocería los castigos y tinieblas que caerán sobre los malvados si Dios no hubiera ablandado su corazón con el sufrimiento actual" (Anotaciones a Job, 23).

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